8/9/2025
En la administraciónde edificios, las cifras son abrumadoras. Miles de familias depositan cada mes su confianza —y sus gastos comunes— en manos de un administrador que debe manejar desde cuentas millonarias hasta problemas tan cotidianos como unascensor detenido. En medio de este rubro, muchas veces criticado por la faltade transparencia, aparece la historia de Alonso Mendoza, fundadorde Prourbana y administrador con más de 13 años de trayectoria, quien asegura haber movido más de 3.500 millones de pesos en dos años sin que se detectara una sola irregularidad.
Mendoza no siempre estuvo ligado a edificios ni a comunidades. Su carrera comenzó en el mundo financiero, con más de una década en el Banco de Chile. Sin embargo, un giro personal lo llevó a reinventarse. “Soy un renacido”, dice, recordando el momento en que decidió dejar la estabilidad bancaria para iniciar un camino propio junto a uno de sus mejores amigos.
Lo que comenzó como un proyecto pequeño terminó consolidándose en Prourbana, empresa con la que hoy gestiona 11 comunidades. “Hemos fidelizado bastante la gestión, hemos establecido una clara relación con los comités desde el punto de vista de un desarrollo de relación entre las partes. Hemos tratado de romper un poco ese estigma de variación de administrador en tan corto plazo”, comenta.
Dentro de su cartera, hay un edificio que es un verdadero reto: tres torres en Ñuñoa, con más de 850 departamentos, 9 ascensores, 3 calderas y hasta 60 trabajadores en su peak de operación. La magnitud de la gestión es proporcional al presupuesto: la comunidad mueve entre 100 y 120 millones de pesos al mes. Allí fue donde una auditoría externa confirmó un logro profesional: en más de dos años de administración, no hubo pérdidas ni desvíos de dinero.
“Cuando llega el informe, para mí fue un golpe importante desde el punto de vista quizás de ego, o quizás también de poder decir: bueno, hemos madurado. Fue como un respiro y, obviamente, después de un periodo de análisis, de retomar cada uno de los puntos del informe con el comité, pudimos exponerlo a la comunidad. Y despuésde esa auditoría, creo y siento que logré de alguna manera darles tranquilidad a los residentes”, asegura.
Mendoza es enfático: el rubro ya no admite improvisaciones. “Hoy día los comités están tomando capacitaciones y cada vez se ponen un poquito más exigentes. Ya no está ese comité de desconocimiento. Y siento que ha ido un poco de la mano en ese trabajo que ha tenido Comunidad Feliz respecto a lo que es capacitar, dar a conocer y generar instancias interactivas respecto a lo que es ser comité”, explica.
En ese sentido, su estrategia ha sido clara: mantener una ética intransable apoyándose en la tecnología para entregar transparencia. “No estamos lejos de errores, pero creo que lo que me caracteriza es que dentro de las comunidades que tenemos actualmente, nunca hemos metido la mano desde el punto de vista de alguna fuga económica y que nos puedan señalar. Yo vivo de esto, mis hijos viven de esto, entonces yo, la verdad, que tengo bastante clara mi ética respecto a eso. No tengo interés de denostar un trabajo que vengo haciendo de años”.
Durante mucho tiempo,la administración se hacía con carpetas y planillas de Excel. Mendoza decidió adelantarse al cambio y apostar por plataformas digitales que entregaran seguridad y orden. Incorporando el software Comunidad Feliz, herramienta que —según él— marcó un antes y un después en su manera de trabajar.
Siendo uno de los primeros en hacer parte de su trabajo esta plataforma, Alonso afirma que “Cuando yo le establezco a la comunidad que requieren un software,también les transparento que si yo el día de mañana no soy el administrador, la información va a estar ahí, no se pierde, no hay fuga. En definitiva, es para darle una tranquilidad a la comunidad”.
El software también le permitió agilizar procesos como la conciliación bancaria, el envío de comunicados y la reserva de espacios comunes. Incluso, lo ha ayudado a resolver conflictos vecinales: “Cuando un residente asegura que no recibió una información, puedo mostrarle el minuto exacto en que abrió el mensaje. Eso me ha salvado de varias discusiones”.
El software también le permitió agilizar procesos como la conciliación bancaria, el envío de comunicados y la reserva de espacios comunes. Incluso, lo ha ayudado a resolver conflictos vecinales: “Cuando un residente asegura que no recibió una información, puedo mostrarle el minuto exacto en que abrió el mensaje. Eso me ha salvado de varias discusiones”.
Como todo cambio, la digitalización no fue aceptada de inmediato. Muchos vecinos —sobre todo adultos mayores— desconfiaban de la tecnología. Sin embargo, con el tiempo la mayoría terminó adaptándose y hoy las 11 comunidades que administra funcionan de manera completamente digital.
“Simplifica bastantelos tiempos de gestión, a diferencia de otro sistema que toma cinco pasos para hacer algo, Comunidad Feliz lo hace en 30 segundos”, señala.
“Simplifica bastantelos tiempos de gestión, a diferencia de otro sistema que toma cinco pasos para hacer algo, Comunidad Feliz lo hace en 30 segundos”, señala.
Al preguntarle qué consejo le hubiera gustado recibir al iniciar su carrera como administrador, Mendoza responde sin dudar: “Hacer un trabajo psicológico y emocional importante. Esto desgasta mucho”.
En sus primeros años, intentó abarcar todo solo, pero con el tiempo entendió que la clave estaba en aprender a delegar y confiar en su equipo. “Hoy puedo soltar ciertas responsabilidades, equilibrar mejor mi vida y disponer de otros tiempos. Eso, para mí, ha sido un logro tan valioso como cualquier cifra”.
Entrevista por Scarleth Rivano Campos